Por Fabiola.
Les contaré de ella, su nombre era Kiara la conocí un día de primavera, el edificio donde trabajo se encuentra ubicado cerca de un parque, mi oficina tiene una ventana con vista directa a ese lugar, cada día la observaba desde lejos a su hora de comida. No había un solo día que no me acercara a esa ventana a mirarla.
Un día reuní el valor suficiente para acercarme a ella, le dije:
-Hola, ¿Cómo has estado?
Ella respondió -Bien – y continúe diciendo – sabes no he podido dejar de notar esa belleza que irradia tu persona.
-Tú eres quien me mira desde la ventana de aquel edificio – dijo señalando la ventana de mi oficina, quede sorprendido ante esa respuesta, pero no podía negarlo.
-Sí, seré honesto, no hay un solo día que no te mire desde esa ventana – dije
-No hay un solo día que no venga a comer a este lugar, solo para mirarte a ti, mirándome a mí – respondió.
-¿te gustaría ir a cenar conmigo? – pregunte.
-Si – respondió.
Y así fue como la historia comenzó, la cena de aquella noche, salió muy bien, ella y yo empezamos a salir un par de veces después de esa cita. Recuerdo aquel día cuando le pedí que fuera mi novia, lo planee durante semanas, la invité al cine, luego fuimos a cenar y después a dar un paseo por el parque, fue en el mismo lugar donde la veía comer todos los días, le di una rosa que duro meses en secarse y que aun cuando se secó, ella la conservó dentro de un libro, después de que ella aceptara ser mi novia, los días en mi vida cambiaron por completo, cada segundo había una razón nueva para seguir a su lado, ella fue sin duda alguna, lo mejor que llego a mi vida. Y nunca olvidare el día que le pedí matrimonio, cenamos en el mismo restaurante, de la noche en que le pedí que fuera mi novia, caminamos en el mismo parque, y le pedí matrimonio en el mismo lugar donde acepto ser mi novia, y al igual que aquella noche, ella me dio el sí que yo esperaba. Esa noche juramos estar hasta el final de los días juntos, pero ella olvido ese juramento la noche que se marchó.
Nadie sabía de ella, no pude localizarla con ningún familiar, en el aeropuerto me habían confirmado que había arribado a su vuelo, así que no podía hacer otra cosa más que esperar que algún día decidiera comunicarse conmigo, e infortunadamente ese día llegó, habían pasado meses desde su partida, exactamente al día siguiente se cumplía un año de aquella fecha, estaba en mi oficina, trabajando en un proyecto muy importante, eran casi las diez de la noche, no quedaba nadie en ese lugar, era viernes y todos se habían marchado cuando el reloj marco las seis. Estaba apagando mi computadora y archivando algunos documentos cuando sonó el teléfono, sabía que era algo importante porque nadie marcaría a la oficina después del horario establecido.
Recibí la noticia que había temido durante casi un año, Kiara había fallecido, tuvo un accidente en España, era el lugar donde se había establecido seis meses antes, quedé en shock, la portavoz de esa noticia era una amiga muy cercana a ella, al parecer ningún familiar había tenido el valor para informarme.
Thomas:
Te escribo porque no tengo el valor para verte a los ojos, perdona que deba marcharme a mitad de la noche y más aún cuando falta solo un mes para nuestra boda, sé que quizá estarás enfadado conmigo y ya no quieres saber de mí, porque si tú recibes esta carta significara que yo ya estaré muerta. Jamás tuve el valor para decírtelo pero Thomas, tengo cáncer, he sido lo más fuerte que he podido pero ya no aguanto más, no quiero casarme contigo porque nuestra vida juntos será muy corta, no puedo permitirme que tu cargues con mi sufrimiento cuando yo ya no pueda vivir más, tú me has enseñado un nuevo panorama de la vida, pero fue la misma quien nos hizo una mala jugada, no podemos estar juntos porque ya no tengo salvación y no puedo vivir a tu lado sabiendo eso, me darán un tratamiento en España con el que esperan pueda curarme aunque realmente las esperanzas son mínimas.
Gracias por haber sido lo mejor que me paso en esta vida y perdón si nunca te lo dije, agradezco al cielo que haya puesto esa ventana en tu oficina, aquella por la cual nos conocimos, doy gracias por nuestros dos años de noviazgo y más aún porque estuve a punto de casarme con el amor de mi vida, pero pido que entiendas que para estar contigo primero tengo que intentar estar bien, aunque si tu recibes esta carta, significara que estaré cuidándote desde donde sea que esté en el otro mundo. Cariño no olvides que te quiero con todas mis fuerzas y que aunque este muerta siempre estaré viva en tus recuerdos, tienes todo el derecho de ser feliz y de buscar a alguien más que cubra mi lugar y que lo remplace porque tú te mereces todo. Perdona si te cause daño, pero por favor, por todo el amor que existió entre nosotros perdóname. Te quiero con todas mis fuerzas.
Con cariño, Kiara.
Una lágrima resbaló por mi mejilla después de leer su carta, ella era el amor de mi vida y la misma vida me la arrebató, como no perdonarla si no fue su culpa, como no perdonarla si la quiero con toda el alma, como no perdonarla si la amo. Ella deseaba tanto dejar de sufrir, que la muerte se la llevó, le quito todo ese sufrimiento y sé que ahora ella está mejor y que allá donde quiera que esté, sabe que siempre la amaré.
Corregido por Magdalena.
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